EL CLIENTE NO TIENE LA RAZÓN

Estimado encontre este articulo de Fernando Vigorena sobre ese tipo de clientes que nadie quiere, leanlo y vean lo que propone este destacado Consultor de Empresas.

"Siempre he considerado injusta la relación entre empresa y consumidores. No existe relación más desigual, parcial o arbitraria, principalmente en las grandes ciudades, como donde los consumidores se denominan "conscientes". Solo ellos tienen derechos, lo saben y pueden hacer todo. Las empresas, no, ¡pobre de ellas!; tienen centenas de restricciones e impedimentos que los hacen sufrir injusticias insoportables.
En primer lugar ¿quién fue el que inventó esa historia de que el cliente tiene siempre la razón?. Con seguridad fue un cliente. Estadísticamente es imposible que alguien tenga tanta razón. Hasta porque comparativamente, las empresas son mucho más idóneas y habilitadas a tener la razón. Sus funcionarios son profesionales preparados, capacitados, estudiaron mucho para llegar donde están. ¿Y los consumidores, qué formación tienen? A lo menos, dudosa, se dejan llevar fácilmente por la publicidad y el consumismo.
Hay consumidores chatos, mimados y que se ponen muy pesados. Piensan que el mundo gira a su alrededor. Quieren cambiarlo y devolver todo, nunca están satisfechos, tienen siempre un reclamo. Siendo que su calidad personal y relacional deja mucho que desear.
Así no hay quien aguante. Es gracioso, contratan un seguro de salud y desean que les cubra hasta las cirugías plásticas; por el hecho de tener una cuenta corriente ya le piden al Banco que esté atento para cubrirles sus sobregiros, sin chistar. Hasta se molestan porque la Ejecutiva de Cuenta no les ofrece un café.
Compran un teléfono y quieren que siempre funcione, nunca escucharon hablar que el silencio vale oro. Sobretodo en tiempos donde pocas cosas funcionan. El consumidor moderno es un tirano, un déspota, poco educado y que no pierde oportunidad para exigir su vuelto en dinero, en vez de dulces.
Los diarios deberían abrir una sección de cartas, especialmente para empresas que deseen reclamar públicamente del tratamiento recibido por consumidores inescrupulosos. Un servicio telefónico también debería ser habilitado para denuncias de malos tratos de clientes desubicados, exigencias desmedidas, como el cambio de productos sucios, usados o con plazo de validad, ligeramente vencido.Sobretodo en un país donde los consumidores todavía deben salir de las tiendas con sus bolsas de compra cerradas con scoth, conseguir una tarjeta de control para entrar a un probador, no entrar con bolsas o mochilas a un supermercado y sacar el vale en un restaurante de comida rápida antes de consumir.
También las empresas deberían unirse y hacer que sus derechos sean respetados. Sin lugar a dudas que ante este hecho, el poder económico de los consumidores haría fuerte presión en contra, lobby frente a las autoridades y lo que sea necesario para mantener sus prebendas dignas de un sultán
Propongo, entonces, que las empresas se unan y creen el Código de Defensa de la Empresa. Un conjunto de reglas, normas y reglamentos, que están muy de moda en estos tiempos, que defienda los intereses de las empresas cansadas de tanta injusticias, tanta falta de educación, tanta arrogancias y tanto consumidor que no compra nada, vitrinea de lo lindo y además quiere un vale timbrado para usar el estacionamiento.
¡¡¡Basta de neoliberalismo de consumo!!!. Guerra es guerra. Por lo tanto toda la línea filosófica del nuevo código partiría del concepto: EL CLIENTE NO TIENE LA RAZÓN. El consumidor desinformado que infrinja este código será denunciado y mostrado en la prensa y su imagen seriamente perjudicada frente a la opinión pública.
Otras empresas no lo aceptarán como cliente, prefiriendo cambiarlo por otros más confortables. Con este nuevo código, esos consumidores volverán al lugar de donde nunca deberían haber salido: ¡la fila de la caja, y de esas bien grandes!"